18 marzo 2010

Pollo al ogaaaansss (II)

Estas navidades ha tocado quedarse en Pontevedra y el resultado ha sido desastroso; 5 kilazos de más y un flotador a la altura de la barriga al que sólo le falta la cabeza de pato. Y es que no veais lo que jalan estos gallegos, y yo, por supuesto, no voy a ser menos. Ellos me sacan ventaja a la hora de pelar camarones (jódete lorito) pero como digo yo "esto es una carrera de fondo" y el último en levantarse de la mesa siempre es el maño galleguizado. En fin, que en vista de que quedan 2 meses para la boda mi chica y yo hemos decidido ponernos a dieta.
Hoy en el Mercadona estábamos en la sección de carnes y Ana me ha hecho la pregunta del millón "¿qué comemos?". Tras dos segundos en los que sopesé todas las variaciones de menús fáciles de hacer y que no supongan meterme una hora fregando cacerolos respondí "¿Y si te hago un pollo al ogaaaans?". "Vale" dijo ella. "Inconsciente..." pensé yo.
Enseguida me puse a recordar si teníamos los ingredientes en casa. Nos faltaba el pollo, pieza fundamental y sin la cual no estaría yo escribiendo estas líneas. Así que pito, pito.... te tocó. Y elegimos el pollo más... no sé cómo definirlo porque ni era el más guapo (estar sin cabeza es lo que tiene), ni el más simpático (sin cabeza y envuelto en film transparente estaba el pollo como para estar contando chistes). Elegimos el primero que pillamos, que además estaba 3 céntimos más barato que el pollo vecino. ¡Toma ahorro!
Naranjas ya tenemos así que no había que comprar. No obstante aprovecho para recordar que si tenéis que comprar lo ideal es comprar 4 kilos de estas de zumo ¿por qué? Porque con las que os sobren siempre os vais a poder hacer unos zumos ricos en vitaminas.
¿Especias? De eso en casa estamos servidos. Por si las moscas pillo un botecito de genjibre en polvo por si algún día nos dá por hacernos un té raro.
Bueno, y ya que estamos en el Mercadona hacemos el resto de la compra, que para eso hemos venido.
Toca pagar. Con tarjeta, pofavó. Enseño el deneí y la cajera acercando los labios al micrófono susurra:
- "¿Seguridad? Acérquese a caja 4. Tenemos un...".
- "¡Que no! ¡Que el de las melenas de la foto soy yo! ¡Que me corté el pelo hará cosa de un par de meses!"
- Ayyyy, perdone. Cómo se ha echado usted a perder, caballerete.
Una vez en casa toca recoger la compra y Ana se ha ido a hacer rodillo así que a mi me toca hacer de chef. Pollo... estamos tú y yo. El microondas me ha visto sacar el pollo de la bolsa y ya se ha visto venir el percal. He pelado 4 naranjas, las he desgajado y ale, por el culico de uno en uno y sin rechistar. Después he recordado que si le echo un poco de sal por dentro al pollo igual queda más sabroso, así que gajos fuera de nuevo, espolvoreo sal, perejil y un chorrete de aceite y vuelvo a ensartarle las naranjas analmente. Por encima lo normal; libre albedrio. Hoy creo que le he echado eneldo, oregano, perejíl, pimienta blanca y negra, un toque de jengibre (que para eso lo tengo a estrenar) y sal. Luego otro chorrete de aceite por encima y ale... al microondas!.
¿Cuanto rato era? Como no me auerdo le doy al tope; una hora. Enchufo el grill y cierro la puerta. Y el pollo a dar vueltas.
¡Coño! ¡fumata blanca! Es lo que ocurre cuando la última vez que limpiaste el grill del microondas fue cuando el otro pollo al ogaaaans. Saco el pollo del micro,el pollo me dice "¿Qué? ¿Ya te has decidido o no?" "calla, pollo, calla...". Llimpio el grill con un pañico húmedo y meto otra vez el pollo todo compungido padentro. Y a dar vueltas en el otro sentido. Yo lo notaba desorientado. Pobrete.
Ya hace 45 minutazos que lo he metido, el rato que llevo escribiendo esto, y el olor a pollo inunda la casa. Así que ale, me voy a ver cómo va el amigo y... ¡al ataque!